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España se enteró, de mala forma, que las energías renovables no son del todo fiables

  • Redacción/Más Mexicanos Que Nunca
  • 1 may
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 2 may

Miles de personas en España, Portugal y el sur de Francia se quedaron sin electricidad este lunes luego de un apagón masivo que provocó caos en el transporte y alteró la vida cotidiana.
Miles de personas en España, Portugal y el sur de Francia se quedaron sin electricidad este lunes luego de un apagón masivo que provocó caos en el transporte y alteró la vida cotidiana.

España es uno de los mayores productores de energía renovable de Europa. El país ibérico ha trazado desde 2019 un plan para cerrar sus siete reactores nucleares. También ha previsto cerrar su última central de carbón este año. De hecho, actualmente ocupa el segundo lugar, después de Alemania, en capacidad renovable. Precisamente esta dependencia a energías renovables —que son intermitentes y variables— es vista por expertos como uno de los motivos que causaron el apagón del lunes pasado debido a la volatilidad del suministro de fuentes solares o eólicas que han aumentado la vulnerabilidad de sus sistemas eléctricos.


Ante la falta de explicación oficial sobre la causa del apagón masivo, están creciendo las críticas al Gobierno de Pedro Sánchez y a su política energética en pleno impulso de la descarbonización. El plan nacional es prescindir de la energía fósil y nuclear y tener un sistema eléctrico 100 por ciento renovable antes de 2050. El mix energético ibérico se compone actualmente de energía generada por diferentes fuentes como la nuclear o los ciclos combinados de gas natural y también está cada vez más presente la energía renovable que, según datos de la Red Eléctrica de España (REE), cubrieron cerca del 60 por ciento de la demanda en 2024, un 10% más que en 2023.


El Instituto de Investigación Energética, una organización sin fines de lucro que realiza investigaciones y análisis sobre las funciones, operaciones y regulación gubernamental de los mercados energéticos globales, concluyó en un análisis publicado el martes que “es probable que este apagón sea el primero causado por energías renovables intermitentes, pero probablemente haya más por venir”.


El reporte del Instituto da cuenta cómo el 16 de abril, días antes del apagón masivo, la red eléctrica española funcionaba con energía 100 por ciento alternativa. En el momento del apagón, más del 75 por ciento de la electricidad provenía de fuentes renovables, según datos de Red Eléctrica. El 21 de abril, la producción solar española llegó a cubrir hasta el 79 por ciento de la demanda, alcanzando un nivel récord de 20 120 megavatios.

“Unos minutos antes del apagón, cerca del 60 por ciento de la electricidad de la red eléctrica española provenía de energía solar. Algunos creen que la red eléctrica española, que produce la segunda mayor cantidad de energía solar en Europa después de Alemania, se vio debilitada por su dependencia de la energía solar”.

Eso mismo señala un informe realizado por la Universidad de las Hespérides que culpa a la política energética del apagón total sufrido en la península ibérica este lunes por insuflar "fragilidad" en el sistema eléctrico español a través de un exceso de renovables. El reporte está firmado por el economista español Daniel Fernández Méndez, por el también economista y rector de la Universidad, Gabriel Calzada, y por el físico de partículas y experto en energía nuclear, Manuel Fernández Ordóñez, adscritos al Centro Peter Huber de dicha Universidad.


El informe concluye que la responsabilidad del cero energético peninsular la tiene "la fragilidad que la política energética desarrollada en España en los últimos años ha introducido en el sistema eléctrico".

"Cuando un sistema es frágil, cualquier estresor puede hacer que el sistema colapse", aseguran en el texto al que ha tenido acceso Europa Press. Para los expertos, "el sistema eléctrico español está dando muestras de fragilidad" porque España ha hecho "caso omiso y oídos sordos a las voces reflexivas" que decían que "la instalación masiva de energías intermitentes asíncronas (solar y, salvo excepciones, eólica) traería problemas en el futuro". "Al parecer, ese futuro ya ha llegado", sentencian.

En un documento financiero anual publicado a finales de febrero, la empresa matriz de REE, Redeia, había advertido de que "la alta penetración de generación renovable sin las capacidades técnicas necesarias para un adecuado comportamiento ante perturbaciones (...) puede generar desconexiones de generación". Estas desconexiones "podrían llegar a ser severas, llegando a producir una falta de balance de generación-demanda, lo que afectaría significativamente al suministro eléctrico", añadió la compañía, que aludió a riesgos "para el corto y el medio plazo".


Según el banco de inversión RBC, el coste económico del apagón podría oscilar entre 2 mil 250 y 4 mil 500 millones de euros. El banco culpó al gobierno español por ser demasiado complaciente con la infraestructura en un sistema que depende de la energía solar y que cuenta con poca capacidad de almacenamiento en baterías para respaldar las plantas solares y eólicas intermitentes.


Stanley Reed y Jenny Gross señalan en The New York Times que los países europeos precisamente se están dando cuenta de que el impulso a favor de más energías renovables y la electrificación de las economías peligrará a menos que se gaste más en redes y otras infraestructuras relacionadas, como baterías y otras fuentes de energía que puedan aprovecharse rápidamente.


Analistas consultados por este medio estadounidense explicaron que cuando la red española se volvió inestable hacia el mediodía del lunes, podría haber sido más fácil mantener el sistema en funcionamiento si las fuentes de energía convencionales como el gas natural o las turbinas nucleares hubieran tenido una mayor presencia.


“Las fuentes de generación tradicionales, como las turbinas de gas y las plantas nucleares, tienen un impulso giratorio conocido como inercia, que ayuda a amortiguar las fluctuaciones que son más comunes con fuentes intermitentes como la eólica y la solar”, destaca el Times.


The Economist apunta por su parte cómo España y Portugal cuentan con una de las mayores cuotas de energía eólica, solar e hidroeléctrica de Europa: en 2024, estas proporcionaron casi el 60 por ciento de la electricidad de España y más del 70 por ciento de la de Portugal. Las cifras comparables para el Reino Unido, Francia y Alemania se acercan al 40 por ciento, el 30 por ciento y el 50 por ciento, respectivamente. “A medida que estos porcentajes aumentan, se teme que la incidencia de apagones también aumente”, refiere la revista británica.

“Este pesimismo podría ser infundado”, matiza The Economist. “Aunque el fallo inicial parece haber ocurrido en el suroeste de España, fuente de la mayor parte de la energía solar del país, en un momento del día en que la red habría estado inundada de energía solar, otros dos fallos le siguieron de cerca, incluyendo uno en la conexión entre España y Francia”.

En ese sentido, sostiene que incluso las redes con un alto consumo de combustibles fósiles pueden paralizarse, como se vio en Italia en 2003 o en Texas en 2021 cuando las plantas de gas natural mal preparadas para afrontar el invierno contribuyeron al masivo apagón.

“Los sistemas con un alto consumo de energía renovable pueden ser particularmente vulnerables a perturbaciones importantes. Las redes eléctricas dependen de la inercia (el impulso físico creado y mantenido por grandes máquinas rotativas, como las turbinas de las centrales de gas o carbón) para ayudar a suavizar las fluctuaciones de frecuencia. Las fuentes de energía que requieren poca maquinaria, como la solar, tienen más dificultades para afrontar este reto”, indica la publicación.

The Economist cita un informe de febrero de la Red Eléctrica de España en el que advirtió que la dependencia de España de las renovables podría provocar inestabilidad en la red. También advirtió que esto se vería agravado por el cierre de centrales nucleares.


Estos problemas pueden solucionarse, afirmó Mike Helmsley, de la Comisión de Transiciones Energéticas, un grupo de expertos con sede en Londres. Una solución, dijo, es incorporar formas "sintéticas" de inercia, como volantes de inercia, que almacenan energía mientras giran, lista para ser devuelta a la red si la frecuencia baja. Otra es añadir más fuentes renovables con alta inercia, como la hidroeléctrica, a la matriz energética.


De hecho, sostuvo el experto, fue una combinación de hidroeléctricas y centrales de gas la que contribuyó a generar la inercia suficiente para que España reiniciara su red el martes, una tarea difícil que parece haber ido mucho mejor de lo que muchos temían.


Una mayor inversión en hidroeléctrica podría proporcionar aún más estabilidad, afirmó Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano de Madrid a The Economist. Por ejemplo, indicó, el exceso de electricidad producida durante los períodos soleados podría utilizarse para bombear agua de vuelta a los embalses hidroeléctricos, almacenándola eficazmente hasta que se necesite. Una red diseñada de esta manera sería menos vulnerable a apagones repentinos a gran escala.


Henning Gloystein, director de energía de Eurasia Group, una firma de investigación, dijo a su vez a The New York Times que el apagón podría reforzar el argumento a favor de conservar las fuentes de generación convencionales. Federico Santi, analista principal de Eurasia Group, sostuvo al respecto al Times que España necesita más inversiones en infraestructuras de red e instalaciones de almacenamiento adicionales, como baterías para proporcionar energía de reserva. También se está pidiendo una mayor inversión en infraestructuras energéticas críticas más allá de las energías renovables.


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