México se hizo dependiente al gas de EU. Si Trump quisiera dañar, bastaría frenarlo
- Redacción/Más Mexicanos Que Nunca
- 18 abr
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La dependencia mexicana al gas natural proveniente de Estados Unidos podría ser un arma poderosa para el Presidente Donald Trump, quien ha emprendido una guerra arancelaria a nivel mundial.
Cientos de miles de empleos perdidos, así como granjas, fábricas e industrias ociosas sería el resultado si Estados Unidos interrumpe sus envíos de gas natural a México, incluso durante un breve periodo. Es el escenario en que el Gobierno mexicano tendría que desatar una guerra arancelaria total con su vecino del norte y, por tanto, el que la administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo quiere evitar a toda costa.
Ese es el tamaño de la dependencia de México del gas natural de Estados Unidos, destaca este jueves The New York Times. “El talón de Aquiles” frente a Trump, lo califica Simon Romero, autor del reportaje y periodista del Times que se ha especializado en temas de política energética en América Latina.
"Uno de los mayores talones de Aquiles de México al momento de lidiar con el Gobierno de Trump es la energía: su abrumadora dependencia del gas natural de Estados Unidos”, afirma Romero, y destaca lo dicho por W. Schreiner Parker, director gerente para América Latina de Rystad Energy, una empresa de investigación y análisis de inteligencia energética, quien asegura que una interrupción del flujo de gas a México "sería más que caótica”. “En realidad es una de las razones tácitas por las que Sheinbaum ha sido tan complaciente con Trump”, dice Parker refiriéndose a Claudia Sheinbaum, la Presidenta de México.
Para México, explica Simon Romero, una interrupción en los envíos de ese combustible, incluso durante breve tiempo, podría ocasionar mayores estragos económicos que los aranceles, esto basado en la opinión de expertos del sector energético. "Esto se debe a que el gas natural ha eclipsado al petróleo como la mayor fuente de combustible del país, y se utiliza para producir el 60 por ciento de la electricidad de México”, destaca.
En México, dice, los temores giran en torno a la posibilidad de que Trump pueda usar las exportaciones de gas natural como un arma para aumentar la presión sobre el Gobierno de Sheinbaum, de la misma manera que Rusia tomó la decisión de cortarle el suministro de gas a Europa en 2022. Sin embargo, no hay indicios de que Trump haya intentado utilizar las exportaciones de gas como una medida de presión adicional, "pero aunque las autoridades mexicanas suelen abstenerse de llamar la atención sobre el asunto, algunos funcionarios han presentado las importaciones de combustible como una vulnerabilidad evidente”, afirma.
El reportaje del NYT también cita a Juan Roberto Lozano, director del Centro Nacional de Control de Energía de México, quien reconoce esta dependencia en una entrevista concedida en febrero pasado a la publicación especializada Natural Gas Intelligence, y quien la califica como el “elefante en la habitación” de la política energética mexicana.
“El Gobierno de Trump es totalmente consciente de esta dependencia excesiva”, y “es completamente plausible que la energía pueda convertirse en un punto de contención entre México y Estados Unidos”, cita el Times. El propio Lozano y otros funcionarios gubernamentales de alto rango en el sector energético mexicano no respondieron a las solicitudes de comentarios, aclara The New York Times.
En esa misma entrevista, publicada el pasado 11 de febrero y realizada por Adam Williams, Lozano dice: “Ni siquiera durante los momentos de mayor demanda de gas natural ruso desde Europa, ningún país recibió tanto gas natural de una sola fuente como México recibe actualmente de Estados Unidos. La situación en México es totalmente atípica. Por eso, creo que es un gran riesgo depender tanto de un sólo socio, y creo que la Administración Trump es plenamente consciente de esta excesiva dependencia”.
Y además da un porcentaje que por sí solo habla de esta dependencia: "¿Se atreverá Trump a imponer aranceles a la energía? No lo sé, pero Estados Unidos tiene mucha influencia sobre México en cuanto a las importaciones de gas natural. Según algunas de las últimas cifras que he visto, creo que estamos importando alrededor del 80 por ciento de nuestra demanda de gas natural sólo de Estados Unidos”.
El funcionario mexicano ejemplifica a Williams el tamaño del problema con más cifras: "En 2024, diría que al menos el 60 por ciento de la red eléctrica de México se alimentaría con gas natural de ciclo combinado. Y, combinado con el gas turbo y la generación térmica convencional, el gas natural representa alrededor del 66 por ciento del suministro eléctrico en México. Por lo tanto, dos tercios de nuestra capacidad de generación en México, según mis estimaciones, se componen de gas natural, que, por supuesto, proviene principalmente de Estados Unidos. No veo cómo cambiará esta situación en el futuro cercano, especialmente si el Gobierno ha anunciado que adoptará una mayor participación de fuentes renovables en la matriz de generación eléctrica".
En este contexto, el diario de la Gran Manzana destaca que durante años, la dependencia del país del gas estadounidense pareció tener sentido, pues el auge del fracking en Texas y Nuevo México producía enormes volúmenes de gas natural, y México podía importar el combustible a bajo precio. "Pero el regreso de Trump al poder está haciendo que muchos en México se replanteen este arreglo, especialmente a medida que Trump plantea reivindicaciones sobre el territorio de otros países de América como Canadá y Panamá”, dice Simon Romero en su texto del NYT.
También ejemplifica lo que podría pasar incluso con una desgracia provocada por la naturaleza. En 2021, dice, la tormenta invernal Uri anticipó cómo podría desarrollarse una crisis de suministro en México, pues el clima inusualmente frío puso a prueba la red energética de Texas y el Gobernador Greg Abbott ordenó a los productores de gas detener temporalmente los envíos fuera del estado.
"Durante unos días, en el punto álgido de la crisis, los flujos de gas a México cayeron en torno al 90 por ciento, lo que provocó interrupciones del suministro eléctrico que afectaron a más de cinco millones de hogares en 26 estados mexicanos”, destaca.
El Gobierno de México, plantea, tendría que encontrar otros proveedores dispuestos a venderle gas natural ante la presión estadounidense, construir o adaptar múltiples terminales capaces de recibirlo por barco y gasoductos para transportar el combustible a las grandes ciudades. O, también, México tendría que desarrollar casi desde cero su propia industria para explotar las reservas de gas no convencional.
En cualquier caso, añade, los estrategas del sector energético advierten que esos esfuerzos podrían durar años y requerir cantidades colosales en recursos de inversión que el país no tiene. “No hay otras opciones para México”, comenta Ira Joseph, miembro global del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, al Times. “No tienen oleoductos hacia ningún otro país”, añade.
"A pesar de estos temores, se prevé que aumente la dependencia mexicana del gas natural estadounidense en los próximos meses, con la construcción de nuevas centrales eléctricas de gas. Un nuevo gasoducto, que se extenderá cientos de kilómetros desde Texas hasta la península de Yucatán, en el sureste de México, comenzará a suministrar gas a mediados de 2025”, destaca Simon Romero en su texto para NYT.
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